martes, 27 de mayo de 2014

Atrévete a conocer tus inteligencias

Durante muchos años el alumnado ha sido clasificado por su inteligencia, considerando ésta como global y única. De esta manera, la puntuación obtenida en los famosos test de inteligencia podía determinar el progreso académico del alumno, convirtiéndose éste en “victima” de esta tendencia. Así pues, ocupando la inteligencia nuestro centro de interés indaguemos y descubramos  más acerca de ésta.

Si admitimos la idea de poseer una única inteligencia estaremos aceptando el planteamiento de ser inteligentes en todo o en nada. Es más, llegaremos a consentir que un “experto en la materia” nos diga que no somos inteligentes, y por lo tanto esto nos genere un sentimiento de inutilidad e inferioridad. ¿Realmente creéis que la inteligencia se puede reducir de tal modo? así pues, ¿Estáis dispuestos a aceptar ser considerados personas “no inteligentes”?. Mi respuesta seria un rotundo NO.

Siguiendo con esta línea de pensamiento podríamos hacer alusión a la conocida pregunta “¿Eres de números o de letras?”. Quizás no somos del todo conscientes que al preguntar o simplemente responder dicha pregunta estamos asumiendo y reduciendo nuestra inteligencia a dos únicas áreas, la matemática y la lingüística. Para mí ser inteligente no es esto, es decir, puedes ser más hábil, y por lo tanto sacar mejor puntuación, con los números o por el contrario tu competencia lingüística puede ser superior, pero de nada te servirá si al salir del sistema educativo no puedes o no sabes poner en uso tales habilidades.

Este centro de interés merece que hagamos alusión a Howard Gardner como ilustre psicólogo e investigador de la inteligencia y quien formuló la conocida Teoría de las Inteligencias Múltiples. Según Gardner, la inteligencia no es una cantidad que se pueda medir mediante un indicador (CI), ya que va más allá afirmando que está no es única sino que por el contrario existen diversas, en concreto ocho (lingüístico-verbal, lógica-matemática, espacial, musical, cenestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista). Aquí mi objetivo no es entrar en detalle en explicar cada una de ellas, sino simplemente exponer la idea que estas ocho inteligencias están presentes y se desarrollan por desigual en las personas. Por lo tanto, es la intensidad de estas inteligencias y las formas en las que recurrimos a ellas lo que nos hace más hábiles para solucionar diversos problemas y progresar en distintos ámbitos.

Ahora viene siendo el momento de enfocar este centro de interés al ámbito educativo, y así poder sacar una serie de conclusiones al respecto. Para comenzar, si consideramos la existencia de diferentes inteligencias el primer cometido por parte del profesorado seria el diagnosticar cuáles de estas inteligencias sobresalen en cada alumno. Este primer punto es fundamental si queremos acentuarlas hasta convertirlas en fortalezas. Del mismo modo, los profesionales de la educación no pueden olvidarse de aquellas inteligencias que están menos desarrolladas por el alumno. De esta manera, uno de los principales propósitos educativos es el trabajar todas las inteligencias poniendo especial atención a éstas últimas.

Una vez más estamos reconociendo que ningún alumno es igual que otro ya que entre ellos se hallan diferencias en sus inteligencias. Por esta razón, se han de considerar de forma equitativa todas las inteligencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje promoviendo actividades que activen cada una de ellas. De esta manera, una misma materia se podría presentar de formas muy diversas, permitiendo al alumno asimilarla partiendo de sus capacidades y aprovechando sus fortalezas con el fin último de proporcionar las mismas oportunidades a todo el alumnado.

No quisiera acabar sin hacer una pequeña mención a los agrupamientos heterogéneos inclusivos como perfecta metodología para trabajar las inteligencias múltiples. En el artículo pasado ya escribí acerca de ellos y una vez más remarco su potencial dentro de este centro de interés. De este modo, agrupando a alumnos con diferente distribución en sus inteligencias, es decir, por ejemplo formando un grupo con alumnos con alta inteligencia matemática y baja lingüística, y alumnos con baja inteligencia matemática y alta lingüística estaremos aumentando las posibilidades de fortalecer tanto las aéreas intelectuales menos desarrolladas como las que más. 



¡Hasta el próximo martes y no dudéis en seguir reflexionando sobre la inteligencia!


Saida

martes, 13 de mayo de 2014

La diversidad como valor

La atención a la diversidad en las aulas ocupa hoy nuestro centro de interés ya que continúa manteniéndose en la cima de los retos de la vida profesional del colectivo docente. A pesar de la multiplicidad de debates que este término ha generado en los últimos años, pocas son las prácticas que han logrado mejorar la realidad en nuestras aulas.

Antes de comenzar a escribir acerca de qué entendemos por diversidad en las aulas, me veo en el deber de insistir en el correcto enfoque de este término. Es más, pienso que quizás es el hecho de no saber orientar la diversidad lo que ha comportado errores en su incomprensión. Por este motivo, pongo énfasis en enfocar la diversidad no únicamente como un reto profesional sino también como una oportunidad que nos enriquece. Sin embargo, en muchas ocasiones el considerar la diversidad como un reto ha conllevado a ser catalogada como un problema, y es aquí dónde creo que radica el problema. A continuación, intentaremos conocer qué entendemos por diversidad y comprobaremos que depende el enfoque que adoptemos el resultado puede ser totalmente diferente.

Desde aquí animo a acercarnos a observar al alumnado de nuestras escuelas,  si no se puede dentro de ellas, en las entradas y salidas, basta con esto para conocer de primera mano la diversidad. De esta manera, entendemos por diversidad las diferencias individuales que existen entre alumnos ya sean de origen físico, social, económico, cultural, psicológico, entre otras. Por lo tanto, son estas diferencias las que conllevan a una diversidad de estilos de aprendizaje, de ritmos, de intereses, de necesidades, etc. Así pues, podemos acabar afirmando que la diversidad es inherente a la realidad educativa ya que lo es en el ser humano.

Una vez conocemos la situación en las aulas se nos plantea el reto de cómo tratar esta diversidad en el alumnado. Llegados aquí he de decir que hay dos maneras muy diferenciadas de enfocar esta misma realidad comportando resultados completamente divergentes. Por un lado, existe la tendencia a agrupar al alumnado por nivel o ritmos de aprendizaje, separando a los “etiquetados” más capaces de los menos. El resultado de este sistema produce efectos perversos como serian la baja motivación del alumnado considerado menos capaz. Personalmente, pienso que tanto este agrupamiento como formar grupos homogéneos no conduce a mejores resultados educativos ya que llevan la diversidad a la desigualdad.  Por otro lado, hay escuelas que optan por la formación de agrupamientos heterogéneos inclusivos, es decir, formar grupos con diversidad de alumnado ya sea de intereses, de necesidades, de ritmos, etc. Concretamente, lo que se espera de este agrupamiento es que entre todos se ayuden siguiendo una metodología cooperativa. De esta manera, también estaremos fomentando el aprendizaje dialógico y proporcionando oportunidades al colectivo de alumnos más vulnerable.

Acabando con el artículo de hoy, me gustaría incidir en la importancia de reconocer la diversidad como un valor, y por tanto en adoptar un adecuado tratamiento de esta diversidad ya que únicamente así conseguiremos mejorar los resultados de todo el alumnado. 


Saida

martes, 6 de mayo de 2014

La cultura digital en el ámbito de la educación

Hace ya un tiempo que me rondaba por la cabeza escoger el centro de interés de este martes, pero hasta el día de hoy no me he animado. Supongo que a estas alturas ya todos estamos más que familiarizados con las conocidas nuevas tecnologías, o si bien no hemos oído hablar de ellas. De este modo no pretendo ni mucho menos escribir acerca de cómo esta tecnología está dominando la sociedad, pero sí quiero hacerlo de cómo ésta afecta al sistema educativo.

La realidad es evidente, si las nuevas tecnologías se abren hueco a nivel social el sistema educativo no puede quedar al margen, ya que como he ido repitiendo en varias publicaciones está inmerso dentro de él. De esta manera, vamos a conocer cómo se gestionan las nuevas tecnologías en el ámbito pedagógico.

Para comenzar, es necesario aclarar lo que representan estas tecnologías (TIC) en la educación.  A mi modo de ver, estas tecnologías son recursos, medios que facilitan el alcanzar el objetivo de aprendizaje, nunca éstas deben dominar ni representar el factor central del proceso de enseñanza. De esta manera, haciendo uso de las TIC conseguiremos que el contenido sea más motivador para el alumnado, y a su vez ayudaran al profesorado a producir conocimiento sobre el contenido curricular. El resultado pues, será un empoderamiento tecnológico por parte de directivos y docentes a la hora de introducir las TIC en los procesos de aprendizaje, con el objetivo de conseguir una mejora en la calidad educativa.

A pesar del reconocimiento a nivel educativo del atractivo y del valor de estos recursos tecnológicos, parece ser que en la realidad los resultados no son del todo satisfactorios. Por eso la comunidad educativa habría de plantearse en qué estamos fallando o por lo menos qué podemos mejorar. Personalmente, considero que a pesar de los esfuerzos para implantar las TIC en las aulas se obvian las necesidades del profesorado al aplicarlas, y éste es para mí el aspecto que reclama atención en esta materia. A continuación, pretendo explicar los principales ejes de actuación para gestionar de manera efectiva las TIC.

Tal y como he expuesto anteriormente el reto actual es conocer las carencias/necesidades del profesorado para a su vez formar en ellas. En primer lugar, el equipo docente precisa del conocimiento de las diferentes tecnologías para comprender el uso de cada una de éstas. Además, éstos han de dominar el conocimiento pedagógico para llevar a cabo procesos de aprendizaje exitosos. Y por último, el profesorado ha de disponer del conocimiento del contenido/materia que va a desarrollar como experto de ésta. Hasta aquí hemos podido conocer los tres grandes conocimientos, sin embargo no es el dominio de cada uno de ellos lo verdaderamente importante sino el resultado que se forma de la intersección de estos tres. De esta manera, si el equipo docente quiere aplicar las TIC como recurso ha de poseer del conocimiento pedagógico tecnológico. Concretamente, entendemos por este último conocimiento la capacidad de enseñar los contenidos curriculares aplicando para cada momento y situación las tecnologías más adecuadas.


En conclusión, con el artículo de hoy pretendo transmitir dos ideas-resumen. La primera se centra en la importancia de crear consciencia en el profesorado del hecho de aplicar las nuevas tecnologías en su área curricular. Así pues, es necesario que el profesorado conozca tanto las posibilidades y ventajas como las debilidades e inconvenientes de cada recurso tecnológico. La segunda idea hace referencia al desarrollo por parte del profesorado del conocimiento pedagógico tecnológico. De esta manera, cada docente ha de planificar y diseñar sus sesiones seleccionando el objetivo de aprendizaje, el contenido, las actividades y por último la tecnología en función de los elementos anteriores. 




Saida