Durante muchos años el alumnado ha sido
clasificado por su inteligencia, considerando ésta como global y única. De esta
manera, la puntuación obtenida en los famosos test de inteligencia podía
determinar el progreso académico del alumno, convirtiéndose éste en “victima” de
esta tendencia. Así pues, ocupando la inteligencia nuestro centro de interés
indaguemos y descubramos más acerca de
ésta.
Si admitimos la idea de poseer una única
inteligencia estaremos aceptando el planteamiento de ser inteligentes en todo o
en nada. Es más, llegaremos a consentir que un “experto en la materia” nos diga
que no somos inteligentes, y por lo tanto esto nos genere un sentimiento de
inutilidad e inferioridad. ¿Realmente creéis que la inteligencia se puede
reducir de tal modo? así pues, ¿Estáis dispuestos a aceptar ser considerados
personas “no inteligentes”?. Mi respuesta seria un rotundo NO.
Siguiendo con esta línea de pensamiento podríamos
hacer alusión a la conocida pregunta “¿Eres de números o de letras?”. Quizás no
somos del todo conscientes que al preguntar o simplemente responder dicha
pregunta estamos asumiendo y reduciendo nuestra inteligencia a dos únicas áreas,
la matemática y la lingüística. Para mí ser inteligente no es esto, es decir,
puedes ser más hábil, y por lo tanto sacar mejor puntuación, con los números o
por el contrario tu competencia lingüística puede ser superior, pero de nada te
servirá si al salir del sistema educativo no puedes o no sabes poner en uso
tales habilidades.
Este centro de interés merece que hagamos alusión
a Howard Gardner como ilustre psicólogo e investigador de la inteligencia y
quien formuló la conocida Teoría de las
Inteligencias Múltiples. Según Gardner, la inteligencia no es una cantidad
que se pueda medir mediante un indicador (CI), ya que va más allá afirmando que
está no es única sino que por el contrario existen diversas, en concreto ocho
(lingüístico-verbal, lógica-matemática, espacial, musical, cenestésica,
intrapersonal, interpersonal y naturalista). Aquí mi objetivo no es entrar en
detalle en explicar cada una de ellas, sino simplemente exponer la idea que
estas ocho inteligencias están presentes y se desarrollan por desigual en las
personas. Por lo tanto, es la intensidad de estas inteligencias y las formas en
las que recurrimos a ellas lo que nos hace más hábiles para solucionar diversos
problemas y progresar en distintos ámbitos.
Ahora viene siendo el momento de enfocar este
centro de interés al ámbito educativo, y así poder sacar una serie de
conclusiones al respecto. Para comenzar, si consideramos la existencia de
diferentes inteligencias el primer cometido por parte del profesorado seria el diagnosticar
cuáles de estas inteligencias sobresalen en cada alumno. Este primer punto es
fundamental si queremos acentuarlas hasta convertirlas en fortalezas. Del mismo
modo, los profesionales de la educación no pueden olvidarse de aquellas
inteligencias que están menos desarrolladas por el alumno. De esta manera, uno
de los principales propósitos educativos es el trabajar todas las inteligencias
poniendo especial atención a éstas últimas.
Una vez más estamos reconociendo que ningún alumno
es igual que otro ya que entre ellos se hallan diferencias en sus
inteligencias. Por esta razón, se han de considerar de forma equitativa todas
las inteligencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje promoviendo
actividades que activen cada una de ellas. De esta manera, una misma materia se
podría presentar de formas muy
diversas, permitiendo al alumno asimilarla partiendo de sus capacidades y
aprovechando sus fortalezas con el fin último de proporcionar las mismas
oportunidades a todo el alumnado.
No quisiera acabar sin hacer una pequeña
mención a los agrupamientos heterogéneos inclusivos como perfecta metodología
para trabajar las inteligencias múltiples. En el artículo pasado ya escribí
acerca de ellos y una vez más remarco su potencial dentro de este centro de
interés. De este modo, agrupando a alumnos con diferente distribución en sus
inteligencias, es decir, por ejemplo formando un grupo con alumnos con alta
inteligencia matemática y baja lingüística, y alumnos con baja inteligencia
matemática y alta lingüística estaremos aumentando las posibilidades de
fortalecer tanto las aéreas intelectuales menos desarrolladas como las que
más.
¡Hasta el próximo martes y no dudéis en
seguir reflexionando sobre la inteligencia!
Saida