La semana pasada
os presenté los cuatros principales estadios en los que se puede encontrar una
organización y os comenté de la importancia de alcanzar niveles altos de
desarrollo organizativo. No obstante, quiero comenzar el artículo de hoy enfatizando
que no por el hecho de que una organización se encuentre en el cuarto estadio
implica que ésta funcione bien ni mejor que otras. Concretamente, una
organización en función de sus características propias y de sus metas y
objetivos decidirá qué estadio es el más óptimo y deseable. Por lo tanto, una
buena organización primero analizará sus variables condicionantes para
seguidamente trabajar para situarse en un correcto nivel de desarrollo.
Una vez
explicado lo anterior, paso a presentaros cuál es el centro de interés de éste
último martes del mes. Como habéis podido ir comprobando llevo semanas
escribiendo acerca de cuestiones relacionadas con las organizaciones, por eso
creo que ha llegado el momento de detenernos en la figura que representa el
máximo poder de éstas. Así pues, en el artículo de hoy pretendo que
reflexionemos sobre el papel de la
dirección, concretamente sobre su actuación a la hora de guiar y liderar procesos de cambio para la
mejora organizativa.
Muchas
organizaciones fracasan en el intento de querer desarrollar un programa de
cambio, y una de las razones de este fracaso puede venir explicada por una
inadecuada e ineficiente gestión del mismo programa. Por ello, un primer
requisito para garantizar el total éxito del cambio es contar con el compromiso
y la participación de la dirección. A pesar de necesitar de la implicación de
todos los profesionales de la organización que pueden actuar como dinamizadores del cambio, también se
requiere de la figura del agente de
cambio como profesional que promueva y dirija el proceso. Especialmente, el
directivo como principal referente institucional ha de disponer de esta
capacidad desempeñando un eficaz liderazgo que posibilite la implementación del
cambio deseado.
Entrando un poco
más en detalle, hemos de saber que un buen agente de cambio es aquel que lleva
a cabo un liderazgo global, es
decir, busca la calidad en toda la organización y por ello adopta una
perspectiva de trabajo integral e integradora. Además, aquí la dirección no se
limitará a gestionar la organización sino que la “liderará” ya que establecerá
claramente la orientación del cambio, implicando y coordinando a todos los
profesionales de la organización. De esta manera, la organización se
caracteriza por la existencia de una cultura
de liderazgo y por la presencia de un líder
transformacional, el cual dispone de visión de futuro anticipándose a posibles problemas y estimulando
intelectualmente a sus trabajadores despertando en éstos un atractivo hacia su
liderazgo. También, podríamos hacer
alusión a la capacidad de actuar,
analizar y aprender de la práctica que caracteriza a una dirección como
agente de cambio. Así pues, en este caso la figura del directivo/líder no
únicamente distribuye las tareas para llevar a cabo el cambio, sino que se
implica directamente en la propia acción analizando los efectos de ésta. Por lo
tanto, podemos llegar a decir que el grado de compromiso de la dirección con el
cambio es muy elevado ya que forma parte de un proyecto colectivo para la
mejora organizativa.
No quiero acabar
el artículo sin exponer la idea que sustenta todo lo comentado anteriormente.
Si buscamos cambios internos en la
organización necesitamos de directivos que ejerzan un liderazgo desde su
interior, impulsando, facilitando, gestionando y coordinando el proceso de
transformación. Por este motivo, además de ser profesionales con capacitación
técnica han de disponer de una actitud positiva y un compromiso con toda la
organización. Para acabar, también destacar que la actuación del agente de
cambio se potenciará si existen condiciones adecuadas como podrían ser disponer
de una cultura que concibe el cambio como positivo, si se dan estrategias de
comunicación y motivación, y a su vez si existe toda una planificación de posibles
resistencias al cambio.
“Hay que
unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos” (J.
Donoso Cortes)
“Llegar
juntos es el principio. Mantenerse juntos, es el progreso. Trabajar juntos es
el éxito” (H. Ford)
Saida