¿Nuevo martes nuevo centro de interés? Esta vez no
va a ser así y os voy a explicar el porqué. La semana pasada cuando publiqué mi
última entrada “Impulsando nuestras inteligencias: La estimulación temprana”
tuve la sensación de no haber cumplido del todo mi propósito. Sinceramente,
sabía que con una primera y única publicación era difícil profundizar en el
tema, y más si antes era necesario delimitarlo conceptualmente. Así que, a
estas alturas ya considero que estamos lo suficientemente preparados como para
descubrir más acerca de los Programas de Estimulación temprana. ¡No perdamos
tiempo y vayamos a ello!
Como ya comenté la semana pasada los Programas de
Estimulación Temprana (PET) se componen y se organizan en diferentes fases. Así
pues para obtener un adecuado programa previamente daríamos inicio a la fase de diagnostico a responsabilidad
de profesionales. En esta fase un equipo multidisciplinar se encargará del
diagnostico de las necesidades del niño en función de la etapa de su desarrollo,
junto con el análisis de las diferentes aéreas (lenguaje, cognitiva, motora, y
social/emocional) con el fin de detectar el área o aéreas menos desarrolladas.
Además en esta fase también es importante que los profesionales pongan atención
a las necesidades del contexto familiar ya que será aquí donde tendrá lugar en
gran parte la aplicación del programa. La siguiente y segunda fase de diseño consiste en la elaboración y planificación por
parte de los profesionales de la intervención. Es decir, a partir de toda la
información recogida en la fase de diagnostico el equipo está lo suficiente
preparado para diseñar el Programa de Estimulación, el cual está compuesto por diferentes
sesiones cada una de ellas con sus correspondientes actividades y materiales.
Así pues, en este momento es cuando se decide los objetivos, la durada e
intensidad, los ritmos, el lugar de aplicación, entre otras cosas.
Las dos anteriores fases configurarían las fases
previas al programa, y una vez llevadas a cabo podríamos dar paso a la fase de comunicación. Concretamente, en
esta tercera fase los diferentes profesionales han de reunirse con la familia
para transmitirle por un lado toda la información recogida y diseñada, y por
otro lado ha de hacerla participe del programa. Por consiguiente, en esta
reunión se crearan los diferentes compromisos de actuación buscando la
corresponsabilidad para el éxito del programa. Esta tercera fase ha de dar
continuidad a la fase de aplicación del
programa, que como ya podemos imaginar tiene una gran relevancia ya que si
las anteriores fases se han llevado con éxito las posibilidades de una correcta
cuarta fase se incrementan. Hemos de saber que esta cuarta fase puede tener
lugar únicamente en centros especializados cuando nos encontramos ante casos de
necesidad terapéutica ya que son niños con altas deficiencias. No obstante, si
únicamente se pretende proporcionar oportunidades de estimulación para
facilitar el futuro aprendizaje el contexto de desarrollado acostumbra a ser el
familiar, o depende del diagnostico se combinara sesiones terapéuticas en
centros con preventivas en familia. De todos modos, durante esta fase de
aplicación los encargados de ella han de seguir las pautas del programa
intentando ofrecer al niño seguridad y confianza en la realización de las
actividades a la vez que lo estimulan durante el trascurso de éstas. También es
fundamental presentar las actividades de manera motivadora siempre en función
de la edad del niño. Además no se puede obviar que durante esta fase es
conveniente que los profesionales junto con la familia realicen reuniones de
seguimiento, compartan preocupaciones y/o logros para así avanzar con éxito al
objetivo final del programa. Para acabar, nos encontraríamos con la quinta y
última fase de desenlace fundamentada
en la observación final de los resultados obtenidos (logros y fracasos), la
corroboración con los objetivos iniciales, y en caso que así se considerará el
replanteamiento de nuevos objetivos en función de los no conseguidos.
Desde la creación de mi blog una de las ideas que
siempre he querido transmitir es que la educación no es una tarea única del
sistema educativo, ya que es una responsabilidad compartida entre diferentes
agentes, adquiriendo un rol clave el sistema familiar. Recalco esta idea porque
en los Programas de Estimulación Temprana la participación de la familia será
un requisito para el éxito de éste. Concretamente, como hemos podido comprobar la
participación de la familia se centra principalmente en la etapa de la aplicación
del programa, ya que es en el ambiente familiar donde el niño está más relajado
y posee más oportunidades para la estimulación.
A modo de conclusión final me gustaría poner de
manifiesto y aclarar la siguiente idea. Durante estos dos artículos he estado
escribiendo acerca de los Programas de Estimulación Temprana, pero en ningún
momento he especificado la franja de edad que éstos engloban. La razón es
porque creo que no debería de existir una edad límite para el desarrollo de
nuestro potencial intelectual ya que como he dejado ver las actividades se han
de adaptar a las particularidades de esa persona. No obstante, sí que es cierto
que estos programas tienden a ir destinados a niños de 0-6 años ya que es el
periodo más importante para el desarrollo de sus inteligencias debido a la gran
plasticidad existente, conllevando una mayor asimilación de experiencias y
sensaciones enriquecedoras.
¡Feliz semana!
Saida