Como ya anuncié, el artículo de hoy va a ser la
continuación del pasado adoptando, por tanto, el mismo centro de interés, eso
sí esta semana desde otra perspectiva. El martes pasado escribí acerca del
importante rol que ha de desempeñar el sistema educativo ante las dificultades
de los jóvenes para insertarse en el mercado de trabajo. Pues bien, hoy vamos a
focalizar la atención en relación al otro subsistema que ya mencione “El
mercado laboral”.
Para poder opinar acerca de este tema necesitamos
disponer de una serie de informaciones que nos faciliten la toma de decisiones.
Comenzaríamos preguntándonos qué demanda el mercado de trabajo, es decir, qué
priorizan las empresas a la hora de contratar a personal. La semana pasada
presente una tabla con las principales competencias para la empleabilidad, pero
no nos engañemos disponer de éstas puede facilitar la inserción en el mercado
de trabajo pero no la asegura. Diversos estudios han demostrado que en la
actualidad la gran solicitada por las empresas es LA EXPERIENCIA. La principal
consecuencia de esta realidad es evidente: Desempleo juvenil.
Si intentamos conocer en detalle la situación
actual nos encontramos ante un círculo vicioso difícil de destruir, el cual
convierte a los jóvenes en un perfil de vulnerabilidad. Ahora me dirijo
especialmente a los jóvenes, ¿Cuántos de vosotros no habéis escuchado la típica
frase del director de empresa-entrevistador “Lo sentimos, necesitamos a gente
con más experiencia”? Entonces, en ese momento uno piensa “Como voy a disponer de más experiencia si no
me dais la oportunidad de adquirirla”, pero no te atreves a verbalizarla ya que
sabes que esa persona puede pensar “Que te de otro la oportunidad”. En
definitiva, como afectada directa de esta situación no tenga otra palabra para
describirla que no sea lamentable.
A continuación, sí que me gustaría dirigirme al
conjunto de personas encargadas de reclutar y seleccionar al personal.
Sinceramente, considero que más allá de la experiencia en el puesto de trabajo,
la cual es de valorar, hay muchas más competencias que se han de apreciar.
Probablemente muchas empresas cuyas plantillas están formadas por personas
mayores de 30 años necesiten perfiles más jóvenes que aporten otras cualidades.
De hecho, existen diversos estudios que muestran que el segmento de población
de 20-25 años se caracteriza por una alta flexibilidad y adaptación, dos
competencias clave en la actualidad. Además, otras aptitudes que determinan a
los jóvenes son su mayor motivación, innovación y dinamismo. Por esta razón,
creo que es necesario dotarse de profesionales en función del perfil del cargo
a desempeñar y no por conceptos que limitan como la edad o la experiencia.
No me
gustaría acabar el artículo sin hacer referencia a una cuestión significativa. Hasta ahora hemos considerado el desempleo juvenil
como el principal resultado-consecuencia del hecho de no encontrar trabajo por
no disponer de experiencia suficiente, y del no poder acumular experiencia por
no tener trabajo. No obstante, esta realidad comporta otras situaciones que la
agravan ya que la falta de oportunidades laborales para los jóvenes acaba
afectando negativamente tanto a sus aspiraciones profesionales como a las
consideradas cualidades de éstos (reducción de sus motivaciones, pérdida de
entusiasmo, etc.).
¡Apostemos por los jóvenes talentos!
Saida