martes, 18 de noviembre de 2014

¿Y después de la ESO qué?

El centro de interés del martes pasado fue la transición de Primaria a Secundaria, la cual presente como un momento crítico dentro de la escolaridad y por ello la necesidad de aplicar actuaciones para garantizar una óptima transición entre etapas educativas. Pues bien, hoy quiero presentar otra transición que puede resultar igual o más importante que la anterior.

Estoy segura que muchos de vosotros os habréis formulado la siguiente pregunta: “¿Y después de la ESO qué?”, a la espera quizás de una respuesta “mágica-decisiva” que os ubique en la trayectoria formativa-profesional adecuada. Desde aquí ya os informo que dejéis de creer en esa respuesta que os proporcionará la solución a vuestra preocupación. No es de extrañar que al finalizar la etapa obligatoria comiencen a surgir dudas, multitud de intereses, preocupaciones, inquietudes y un sinfín de aparentes problemas acompañados de un cierto nerviosismo y malestar. Todo lo anterior es comprensible ya que os podéis estar encontrando posiblemente ante una de vuestras primeras grandes decisiones y más si hasta el momento no erais vosotros quiénes determinabais el quehacer posterior.

Hoy como bien he comentado no pretendo presentar ni mucho menos ninguna respuesta al interrogante que guía el presente artículo, pero sí quiero destacar las siguientes consideraciones. Para comenzar, si empezáis a preocuparos de vuestra decisión ya finalizada la ESO no es de esperar que ese nerviosismo acabe convirtiéndose en ansiedad causada por la falta de tiempo. Por ello, animaría a que durante los últimos dos cursos comencéis a informaros de las posibles vías que podéis encontrar en función de vuestros intereses y motivaciones.


No obstante, la situación puede verse complicada si vuestras aspiraciones profesionales no están del todo clarificadas. Durante este período de incertidumbre podemos escuchar comentarios como el siguiente: “Cómo voy a saber qué quiero hacer después si no sé ni qué hay después ni qué es lo que me gusta”. Ante el primer problema de lo qué hay después he de decir que creo que puede explicarse por una cierta pasividad del sujeto en cuestión. Por eso, primeramente ha de quedar claro que la etapa postobligatoria está sujeta a decisiones personales y por este motivo han de ser esas personas quiénes se documenten, llegándose incluso a movilizar para disponer de información suficiente para la toma de decisiones. Respecto al no conocer con precisión los gustos y preferencias profesionales, sin duda haría alusión como acción de gran ayuda a la orientación escolar. De hecho, considero que esta orientación debería de ser una realidad durante toda la etapa obligatoria haciéndose más relevante durante los últimos años de la escolarización obligatoria. Concretamente, es la figura del orientador quién a partir del desarrollo de programas de orientación vocacional ayuda al alumnado a descubrir de manera autónoma tanto sus capacidades y valores como sus motivaciones e intereses profesionales. De esta manera, el alumnado empezará a descubrir qué profesiones encajan mejor con su persona. A su vez, también el orientador/a debe asegurarse que los sujetos conocen las opciones y las profesiones a elegir ya que así los alumnos podrán valorar y analizar para decidir su mejor opción. En este momento, la figura del orientador será de gran ayuda a la hora de diseñar los itinerarios profesionales clarificando todas las fases y pasos que han de seguir para conseguir sus objetivos formativos y laborales. 


La pregunta que yo me haría para acabar con el artículo de hoy seria “¿Cuántos de vosotros tuvisteis la presencia de un orientador/a para ayudaros a tomar una correcta decisión?”.

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Saida

martes, 11 de noviembre de 2014

La transición de Primaria a Secundaria: Un cambio a considerar

El centro de interés de este martes irá dedicado a la transición de Primaria a Secundaria, ya que considero que puede representarse como un momento crítico para el alumnado. La razón de orientar mi artículo a esta temática viene motivada por la falta de consciencia y de valoración que creo que existe en torno a ésta. Además, la mayoría de nosotros hemos protagonizado este momento y disponemos de experiencia que espero que se vincule con lo que a continuación voy a presentar.

Para analizar la situación enfocaré la mirada hacia el propio centro escolar como responsable en gran parte de esta transición escolar. Un primer objeto de estudio seria el profesorado ya que éste se ve incrementado en la etapa de Secundaria y con ello se redefinen sus roles. Quizás no prestamos la suficiente atención a este hecho pero deberíamos saber que esto puede comportar una cierta desorientación en el alumnado, y más aún si este traspaso conlleva el cambio de centro. También podemos hacer alusión a una práctica que se tiende a realizar en la etapa de Secundaria cuyas consecuencias perjudican al alumnado. En concreto, me estoy refiriéndome a la agrupación del alumnado en función de su rendimiento o ritmos de aprendizaje, comportando la separación y el etiquetaje de éste. De esta manera, cada alumno comienza a tomar consciencia de la situación en la que se encuentra pudiendo dañar la autoestima de los considerados por el profesorado como menos capaces, afectando a su vez en sus niveles de expectativas.

A pesar de no haber realizado un análisis demasiado exhaustivo de esta realidad hemos podido recoger evidencias que demuestran que la transición de Primaria a Secundaria merece ser considerada. Por este motivo, voy a presentar las actuaciones que creo pueden resultar de gran ayuda y por lo tanto reducirían el impacto negativo en el alumnado de esta transición escolar. El primer requisito es garantizar un total y adecuado traspaso de información entre los centros de Primaria y los de Secundaria, en donde a partir de entrevistas regulares se pudieran recoger todos aquellos datos necesarios para facilitar la continuidad del proceso educativo del alumnado. Esta misma medida a priori de la transición la relacionaríamos con las entrevistas de seguimiento a posteriori entre centros, sobre todo para aquellos casos que requieren especial atención (alumnado con NEE, dificultades de aprendizaje, etc.). Otras de las medidas a realizar serían las charlas informativas tanto para las familias como para el alumnado con el objetivo de favorecer el conocimiento del nuevo centro escolar sobre aspectos relacionados con las normas de convivencia, de organización, de funcionamiento o de recursos existentes.


Hasta el momento he hecho referencia a estrategias a realizar antes de la transición escolar, pero también encontramos otras que se llevan a cabo una vez ha tenido lugar dicho momento. La realización de dinámicas de grupo para facilitar el conocimiento dentro del grupo clase puede resultar una buena medida para comenzar a generar un buen clima en el aula. Por otro lado, considero que la aplicación de test que permitan evaluar las necesidades psicopedagógicas, académicas o sociales del alumnado son fundamentales para posteriormente realizar acciones tutoriales con aquellos que más lo necesitan. Y para acabar, otra estrategia a destacar seria el mantener el contacto con las familias a partir de encuentros para informarles y orientales, especialmente cuando el alumnado presenta dificultades de aprendizaje o de adaptación al centro, pudiendo así llegar a compromisos para una mejor colaboración. 



En definitiva, con el artículo de hoy espero que reflexionéis sobre la importancia de promover la implicación de todo el centro escolar para desarrollar actuaciones con el fin de ayudar al recién alumnado a superar posibles inseguridades en su nueva etapa.

Para acabar os plantearía el siguiente interrogante: ¿Qué otras medidas consideráis que pueden favorecer la transición entre etapas educativas?
Reflexionar…

Saida

martes, 4 de noviembre de 2014

Acompañamiento escolar, una propuesta para el éxito educativo

En este primer martes del mes de Noviembre voy a presentaros en especial un Programa que personalmente creo que merece toda nuestra atención. Hoy voy a desviarme un poco de la línea temática sobre la cual llevo semanas escribiendo y me centraré esta vez en el ámbito de la orientación educativa. Particularmente, el Programa al que voy hacer referencia es conocido por “Programa de Acompañamiento” ya que su principal objetivo sería ese mismo, el de guiar y asesorar las trayectorias escolares del alumnado en situación de desventaja socioeducativa. En líneas generales, podríamos afirmar que este Programa está situado en el conjunto de actuaciones dirigidas al éxito escolar.

Este mismo Programa puede realizarse tanto en la etapa de primaria como en la de secundaria obligatoria, pero lo adecuado a mi parecer seria que cumpliera con el principio de prevención y continuidad. Por ello, primero se habría de incidir en la importancia de detectar lo antes posible las primeras manifestaciones de un bajo rendimiento escolar en la etapa de primaria, y así prevenir situaciones de fracaso escolar acumulado. A su vez, una vez detectada dicha situación seria conveniente llevar a cabo un seguimiento y si así fuera necesario prolongar la continuidad del programa en la etapa de secundaria. A la hora de seleccionar a los destinarios del Programa se priorizan a aquellos alumnos que además de presentar necesidades de apoyo educativo también proceden de un entorno social desfavorecido. Por lo tanto, el Programa de Acompañamiento representa una gran contribución para la equidad y la igualdad de oportunidades, pilares básicos de la educación.


La peculiaridad del Programa de Acompañamiento es la presencia de dos modalidades de desarrollo. Por un lado, las actuaciones de apoyo son realizadas por el mismo profesorado que intenta fuera del horario escolar contribuir a la consecución de los aprendizajes no alcanzados en clase. Y por otro lado, modalidad para mí más atrayente, los responsables de acompañar al alumnado son ex- alumnos del centro que pasan a convertirse ahora en monitores. Personalmente, considero que esta última modalidad puede resultar muy positiva por varias razones. Para comenzar, porque al tratarse de antiguos estudiantes de la misma institución disponen de experiencias que pueden conectar con las del alumnado. También, porque la relación entre monitor- alumno comporta una connotación muy diferente a la habitual, profesor- alumno, pudiéndose crear un vínculo que genera en el alumno un sentimiento de identificación con su monitor. Y además, considero que al tratarse de un programa en horario extraescolar la visión que el alumnado puede tener de éste será más positiva y resultará más motivador para el si el programa es guiado por monitores. ¿Opináis igual que yo?, o por el contrario ¿sois partidarios de la modalidad dirigida por el profesorado?. Quizás lo conveniente sería desarrollar una modalidad mixta que pueda enriquecerse de ambas modalidades. 


He querido dar a conocer mediante el artículo de hoy este Programa ya que pienso que puede resultar una buena iniciativa a favor del éxito escolar, sin intención de menospreciar o ignorar a otras. Simplemente, mi propósito de este martes era presentar una propuesta dirigida al alumnado con más dificultades en sus aprendizajes pudiendo señalar los principales aspectos que la hacen más atrayente para la comunidad escolar.

¡Animaros a conocer otras propuestas de esta misma índole!

Saida