miércoles, 4 de junio de 2014

La Inteligencia emocional, la clave del éxito profesional y personal

Comienzo nueva entrada esperando que hayáis reflexionado, incluso investigado, acerca del centro de interés del martes pasado. Sinceramente, pienso que todo lo que es susceptible de ser leído también lo es de ser cuestionado. Por esta razón, siempre debe de existir, y por lo tanto generarse, una cierta curiosidad acerca de lo que leemos ya que únicamente así seremos capaces de construir nuestra propia opinión. La razón por la que escribo esto es porque me gustaría que una vez que leáis mis publicaciones no solo os limitéis a leer, sino que posteriormente dediquéis un pequeño momento a reflexionar y cuestionaros lo que os escribo.

Concretamente y haciendo alusión al centro de interés del martes pasado, deseo que os hayáis estado cuestionando consideraciones tales como que disponemos de 8 inteligencias, todas igual de importantes.  De hecho estoy segura que muchos de vosotros habéis puesto en tela de juicio dicha afirmación, o si bien no consideráis que no todas las inteligencias contribuyen del mismo modo a nuestro éxito personal y profesional. Me arriesgaría incluso al pensar que todos aquellos que creéis esto también sobrevaloráis las inteligencias lógico-matemática y lingüística  verbal en detrimento de las demás. Esto no es algo de extrañar ya que esta ha sido la línea de pensamiento que ha predominado en todos los ámbitos sociales, en especial en el sistema educativo. Por esta razón, con el este artículo quiero demostrar que el resto de inteligencias son tan importantes como las ya mencionadas.

En especial me voy a centrar en escribir acerca de dos inteligencias, la intrapersonal y la interpesonal, las cuales dan nombre a la inteligencia emocional. Para entender el rol que juegan estas inteligencias en nuestras vidas primero hemos de conocerlas. La inteligencia intrapersonal podemos definirla como la capacidad de autoconocer nuestras debilidades y fortalezas, lo cual permite la fijación de objetivos realistas, de prioridades personales y de toma de decisiones coherentes, todo esto acompañado por un control y gestión de las propias emociones. Por ello, conseguiremos disponer de bienestar emocional siempre y cuando tengamos desarrollada esta inteligencia. Por otro lado, la inteligencia interpersonal es la capacidad de entender y simpatizar con otras personas, y por ello también de interactuar y entablar empatía con ellas. Así pues, disponer de una alta inteligencia interpersonal te permite conocer las necesidades ajenas y actuar en consecuencia. Ahora que ya conocemos un poco mejor estas dos inteligencias, ¿No creéis que tanto una como otra son fundamentales para tener ya no solo éxito en la esfera profesional sino también personal?. Me atrevería hasta afirmar que son estas dos inteligencias la clave de una correcta adaptación a la sociedad.

Continuemos descubriendo más acerca de la conocida inteligencia emocional, y para ello voy a nombrar al prestigioso psicólogo Daniel Goleman como experto en la materia. Según Goleman, existen estudios que demuestran que para conseguir el éxito en nuestra profesión no únicamente son necesarias las habilidades técnicas específicas, sino que además posee un gran valor la inteligencia emocional. Especialmente, se ha demostrado como en cargos superiores la inteligencia emocional adquiere real importancia ya que permite disponer de habilidades de liderazgo. Por lo tanto, aquellas personas con autoconciencia, con un gran manejo de sus emociones, con motivación para superarse, con alta empatía para reconocer como se sienten las otras personas y con habilidades sociales que favorecen las relaciones tienen muchas más posibilidades de ser exitosas en sus puestos de trabajo.

¿Después de saber esto seguís pensando que la inteligencia emocional no es primordial en nuestras vidas?. Personalmente, considero esta inteligencia como el primer escalón que hay que ascender para adaptarnos, comunicarnos y desenvolvernos en sociedad. Por este motivo, no entiendo que a día de hoy haya profesionales de la educación que infravaloren esta inteligencia y se limiten únicamente a la enseñanza de contenidos académicos para el mero desarrollo racional en el alumnado. Además, creo que el profesorado ha de ser consciente que el alumno no es un ser aislado, y que por consiguiente existen variables que pueden influir en su estado de ánimo. Así pues, si no enseñamos a nuestro alumnado a controlar estas posibles emociones, sobre todo las negativas, nos encontraremos con dificultades ya que éstas pueden acabar interfiriendo en su capacidad para aprender.

Para acabar, vamos a recopilar cuales serian las principales ideas que he ido transmitiendo. En primer lugar, hemos de saber que las emociones afectan a nuestra manera de ver y pensar el mundo ya que influyen en la razón, en la memoria y en el razonamiento lógico. Para seguir, si entendemos esto no podemos obviar las emociones en los procesos de enseñanza- aprendizaje. Y para acabar, necesitamos que el profesorado este formado en la gestión de las emociones para garantizar el correcto desarrollo de la inteligencia emocional.

   


Saida



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