Comienzo nueva entrada esperando que hayáis
reflexionado, incluso investigado, acerca del centro de interés del martes
pasado. Sinceramente, pienso que todo lo que es susceptible de ser leído
también lo es de ser cuestionado. Por esta razón, siempre debe de existir, y
por lo tanto generarse, una cierta curiosidad acerca de lo que leemos ya que
únicamente así seremos capaces de construir nuestra propia opinión. La razón
por la que escribo esto es porque me gustaría que una vez que leáis mis
publicaciones no solo os limitéis a leer, sino que posteriormente dediquéis un
pequeño momento a reflexionar y cuestionaros lo que os escribo.
Concretamente y haciendo alusión al centro de
interés del martes pasado, deseo que os hayáis estado cuestionando
consideraciones tales como que disponemos de 8 inteligencias, todas igual de
importantes. De hecho estoy segura que
muchos de vosotros habéis puesto en tela de juicio dicha afirmación, o si bien
no consideráis que no todas las inteligencias contribuyen del mismo modo a
nuestro éxito personal y profesional. Me arriesgaría incluso al pensar que
todos aquellos que creéis esto también sobrevaloráis las inteligencias
lógico-matemática y lingüística verbal
en detrimento de las demás. Esto no es algo de extrañar ya que esta ha sido la
línea de pensamiento que ha predominado en todos los ámbitos sociales, en
especial en el sistema educativo. Por esta razón, con el este artículo quiero
demostrar que el resto de inteligencias son tan importantes como las ya
mencionadas.
En especial me voy a centrar en escribir acerca de
dos inteligencias, la intrapersonal y
la interpesonal, las cuales dan
nombre a la inteligencia emocional. Para
entender el rol que juegan estas inteligencias en nuestras vidas primero hemos
de conocerlas. La inteligencia
intrapersonal podemos definirla como la capacidad de autoconocer nuestras
debilidades y fortalezas, lo cual permite la fijación de objetivos realistas,
de prioridades personales y de toma de decisiones coherentes, todo esto
acompañado por un control y gestión de las propias emociones. Por ello,
conseguiremos disponer de bienestar emocional siempre y cuando tengamos
desarrollada esta inteligencia. Por otro lado, la inteligencia interpersonal es la capacidad de entender y simpatizar
con otras personas, y por ello también de interactuar y entablar empatía con
ellas. Así pues, disponer de una alta
inteligencia interpersonal te permite conocer las necesidades ajenas y actuar
en consecuencia. Ahora que ya conocemos un poco mejor estas dos inteligencias,
¿No creéis que tanto una como otra son fundamentales para tener ya no solo éxito
en la esfera profesional sino también personal?. Me atrevería hasta afirmar que
son estas dos inteligencias la clave de una correcta adaptación a la sociedad.
Continuemos descubriendo más acerca de la conocida
inteligencia emocional, y para ello voy a nombrar al prestigioso psicólogo Daniel
Goleman como experto en la materia. Según Goleman, existen estudios que
demuestran que para conseguir el éxito en nuestra profesión no únicamente son
necesarias las habilidades técnicas específicas, sino que además posee un gran
valor la inteligencia emocional. Especialmente, se ha demostrado como en cargos
superiores la inteligencia emocional adquiere real importancia ya que permite
disponer de habilidades de liderazgo. Por lo tanto, aquellas personas con
autoconciencia, con un gran manejo de sus emociones, con motivación para
superarse, con alta empatía para reconocer como se sienten las otras personas y
con habilidades sociales que favorecen las relaciones tienen muchas más
posibilidades de ser exitosas en sus puestos de trabajo.
¿Después de saber esto seguís pensando que la
inteligencia emocional no es primordial en nuestras vidas?. Personalmente, considero esta inteligencia como el primer escalón que hay que ascender para
adaptarnos, comunicarnos y desenvolvernos en sociedad. Por este motivo, no
entiendo que a día de hoy haya profesionales de la educación que infravaloren
esta inteligencia y se limiten únicamente a la enseñanza de contenidos académicos
para el mero desarrollo racional en el alumnado. Además, creo que el
profesorado ha de ser consciente que el alumno no es un ser aislado, y que por
consiguiente existen variables que pueden influir en su estado de ánimo. Así pues,
si no enseñamos a nuestro alumnado a controlar estas posibles emociones, sobre todo
las negativas, nos encontraremos con dificultades ya que éstas pueden acabar
interfiriendo en su capacidad para aprender.
Para acabar, vamos a recopilar cuales serian las
principales ideas que he ido transmitiendo. En primer lugar, hemos de saber que
las emociones afectan a nuestra manera de ver y pensar el mundo ya que influyen
en la razón, en la memoria y en el razonamiento lógico. Para seguir, si
entendemos esto no podemos obviar las emociones en los procesos de enseñanza-
aprendizaje. Y para acabar, necesitamos que el profesorado este formado en la
gestión de las emociones para garantizar el correcto desarrollo de la
inteligencia emocional.
Saida
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