martes, 17 de junio de 2014

Impulsando nuestras inteligencias: La estimulación temprana

Otro martes más presento nuevo centro de interés, esta vez la estimulación temprana ocupará nuestro espacio y momento de reflexión. La razón por la que decidí escoger esta temática fue porque considero que existe una cierta incomprensión o tal vez una confusión en torno al propio concepto, comportando pues, conclusiones poco acertadas.  

La primera pregunta que lanzaría para abrir esta publicación seria “¿Qué entendemos por estimulación temprana?”, o lo que es lo mismo, “¿A qué nos referimos cuando hablamos de programas de estimulación temprana?”.  Antes de continuar leyendo os animo a que intentéis construir una definición de este concepto para que posteriormente comprobéis si vuestra definición se aleja y difiere demasiado de la que propone Glenn Doman como pionero en este campo.

Considero que presentar de primeras una “definición enciclopédica” de estimulación temprana carece de sentido, por lo que prefiero ir aportando diferentes ideas y/o características que nos permitan ir conociendo poco a poco este centro de interés para finalmente poder ser capaces de construir nuestra propia definición y opinión.  Así pues, comencemos diferenciando el término “temprana” del “precoz” ya que aparentemente pueden parecer similares pero al asociarlos con estimulación el significado varia. Por ello, quiero destacar que con la estimulación temprana no se pretende potenciar niños precoces adelantados respecto sus momentos neurológicos, sino que la idea es más bien proporcionar experiencias enriquecedoras siempre de acuerdo a sus etapas de desarrollo. Por lo tanto, con esto lo que se busca es asegurarnos que el niño dispone de experiencias previas que faciliten el posterior aprendizaje.

No obstante, un error muy común tanto de familias como de profesionales es creer que la sobrestimulación producirá niños con altas habilidades intelectuales, y por ello tienen la convicción que con niveles altos de estimulación pueden hacer de los más pequeños superdotados. Desde aquí muestro mi total desacuerdo con este pensamiento, ya que además hemos de saber que el constante sobrestímulo puede llegar a  aturdir y a saturar al pequeño provocando la pérdida de interés hacia la actividad que se esté llevando a cabo.

Pongámonos en el caso que nuestro objetivo es ayudar al crecimiento del cerebro de un niño, ya sea nuestro hijo o ya seamos nosotros sus educadores. Entonces, sin perder nunca que nuestro fin aquí es favorecer el desarrollo de su inteligencia global, ¿Cuáles serian los pasos que hemos de seguir para asegurar el éxito del proceso de estimulación?. Primeramente, no podemos desarrollar un programa de estimulación sin antes tener conocimiento de las etapas de desarrollo para posteriormente saber en cuál de ellas se encuentra nuestro pequeño. Una vez situados en la correspondiente etapa, hemos de analizar también las necesidades y el entorno en todos sus ámbitos (biológico, psico-social, emocional, familiar, escolar, cultural, etc.) ya que hemos de disponer de un programa especifico para ese niño.  Seguidamente, a la hora de diseñar las correspondientes actividades es fundamental que éstas proporcionen experiencias y oportunidades tanto desde la perspectiva cognitiva/intelectual, social/emocional como física. Así pues, nos aseguraremos que mediante el programa de estimulación trabajemos las ya conocidas inteligencias múltiples.


Doy por acabado el artículo de hoy esperando que vuestro abanico de conocimiento acerca de la estimulación temprana se haya incrementado, sin haber pretendido haceros expertos/as en la materia ya que ni yo me considero una de ellas. 



Saida


1 comentario: