El martes pasado estuve escribiendo acerca del
proceso de construcción del conocimiento y sobre el papel del sistema educativo
a la hora de estimular la creación de nuevos conocimientos. Pues bien, hoy
vamos a avanzar en la cuestión ya que nuestro centro de interés esta vez será
la fase posterior a la generación de conocimiento. Concretamente, en el
artículo de este martes trataremos de resolver cuestiones tales como ¿Qué hacemos con el conocimiento creado? o,
¿Cómo podemos transmitir el conocimiento?.
Recapitulando del artículo pasado, estamos ante
una sociedad caracterizada por el fenómeno de la sobreinformación que da lugar
a una realidad cada vez más compleja y en constante cambio. En el actual
contexto el conocimiento se ha convertido en un bien de gran valor estratégico por lo que es una necesidad el buscar formas de crear, gestionar, controlar
y poseer dicho conocimiento.
Cuando creamos conocimiento estamos ante un proceso individual ya que si recordamos
entran en juego valores personales y la propia experiencia al interpretar la
información para convertirla en conocimiento. Concretamente, a partir de este
proceso estamos generando conocimiento
implícito también conocido como capital personal. No obstante, debemos
tener presente que la actual realidad requiere de respuestas colectivas, es
decir, se precisa de toda una complementariedad de saberes que posibiliten la
creación de conocimiento explicito.
Ahora nos podríamos plantear ¿Qué hemos
de hacer para pasar de un conocimiento a otro?, pues bien a continuación
trataré de dar respuesta a este interrogante.
Cada uno de nosotros dispone de conocimientos
implícitos personales que debemos de saber identificar con el objetivo de
compartirlos mediante un proceso de
externalización. A partir de este proceso de intercambio de saberes
estaremos trasladándonos de la esfera individual a la colectiva dando lugar a
la creación de nuevo conocimiento, el conocimiento explicito. Sin embargo, si
queremos que este nuevo conocimiento adquiera valor necesitamos hacerlo nuestro
a través de un proceso de
interiorización. Precisamente, todo este proceso de tratamiento del
conocimiento nos permite la socialización
del conocimiento individual para acabar con la apropiación del conocimiento
colectivo.
La finalidad última del anterior proceso no es
otra que añadir más valor al conocimiento creando de nuevo para así estar
preparados para las complejas demandas del entorno. Pero no podemos obviar que
para garantizar el éxito del proceso es clave la interrelación de personas y la capacidad y el compromiso de éstas
para gestionar y sistematizar el conocimiento.
Para acabar, comentar que la creación de
conocimiento colectivo adquiere especial relevancia en las organizaciones ya
que las permite generar ventaja competitiva mediante el desarrollo organizativo y el profesional. Por eso, la creación
y gestión del conocimiento (CGC) se ha convertido en una estrategia para el
aprendizaje organizativo.
¡Compartir conocimiento con vuestro círculo y
crear de nuevo!
Saida
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