En estos últimos años la educación de primer
ciclo, es decir la comprendida entre las edades de 0-3 años, se ha puesto en el
punto de mira de la política educativa y de toda la comunidad educativa. Por
esto, he considerado interesante dedicar este artículo a tratar sobre este
tema, y así sacar a la luz algunos aspectos que creo que se han de tener
presentes en el debate educativo.
No nos resulta sorprendente haber escuchado hablar
en alguna ocasión de la inexistencia del carácter educativo del primer ciclo de
Educación Infantil, y por tanto leer afirmaciones tales como “La educación
Infantil de primer ciclo se caracteriza únicamente por su carácter
asistencial”. Pues bien, ¿Es esto cierto? ¿Qué nos ha llevado a pensarlo?. A
continuación, intentaremos analizar y dar respuesta a estos interrogantes.
Para comenzar, creo que en parte es indudable el
carácter asistencial del primer ciclo de Educación Infantil ya que se convirtió
en el gran recurso para la conciliación de la vida laboral y familiar. La
cuestión creo que no sería tanto el poner en duda o negar esto, sino el llegar
a pensar que el 100% de este primer ciclo de educación se basa únicamente en su
carácter asistencial y de apoyo a las familias. Sinceramente, creo que este
pensamiento ha podido ser infundado por el hecho que gran parte de la población
ha escolarizado a sus hijos en edad temprana sólo por una necesidad de
asistencia. No obstante, porque cierto porcentaje de población matricule a sus
hijos por esta razón no ha de comportar la supresión del carácter educativo del
primer ciclo de Educación Infantil. Concretamente, a todos aquellos que pongan
en tela de juicio el carácter educativo en la primera infancia les animaría a
echar un vistazo a numerosos estudios que demuestran la contribución de este
ciclo al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los menores.
Una vez llegados aquí, quiero tratar al que
considero el real centro de interés de este tema. Personalmente, creo que la
escolarización en edades tan tempranas puede convertirse en una gran
oportunidad especialmente para aquellas familias desfavorecidas tanto económicamente
como culturalmente. Por este motivo, la atención no habría de ponerse tanto en
el hecho de escolarizar o no en edades tan tempranas, sino en el asegurar un
entorno lo suficiente estimulante para el menor. Con esto quiero dar a entender
que quizás hay familias que escolarizan a sus hijos en centros infantiles
únicamente por el carácter asistencial, pero en cambio otras necesitaran llevar
a sus hijos a estos centros para garantizar unas óptimas condiciones para el
desarrollo de procesos de aprendizaje, y su vez satisfacer las necesidades
educativas más tempranas.
Para acabar, quiero destacar el que probablemente
sea el verdadero tema de debate actual en relación a la Educación Infantil de
primer ciclo. La actual crisis por lo que estamos pasando está repercutiendo
negativamente en el número de matriculaciones habiéndose reducido de manera
progresiva. Pero esto no es lo peor, sino que justamente la mayor parte de los
escolarizados provienen de familias con buenos recursos y un entorno
favorecedor, alejando por lo tanto al colectivo con más necesidad de carácter
educativo. En definitiva, el resultado de esta tendencia actual es la
desaparición de la equidad para compensar las posibles desigualdades de origen,
y su vez esto puede acabar afectando el día de mañana en los rendimientos
escolares de los menores.
Saida
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