martes, 16 de septiembre de 2014

Los desafíos docentes en el inicio del curso escolar

Otro martes más regreso con un nuevo centro de interés, esta vez reflexionaremos y consideraremos unos de los cometidos, si no es el más importante si es el primero, del profesorado a la hora de dar inicio a su materia en el nuevo curso escolar. Personalmente, considero que existe el peligro de no valorar lo suficiente esta tarea lo que podría conllevar consecuencias negativas sobre el transcurso del curso y sobre los propios estudiantes. Por ello, a continuación voy a pasar a presentar una serie de actuaciones que nos ayudaran a evidenciar el impacto de la presentación de la materia en los primeros días de curso.

La primera actuación por parte del profesorado haría referencia a la creación de un buen clima en el aula ya desde el primer momento en que se da por iniciada la primera clase del curso. Así pues, existen diferentes recursos y técnicas a utilizar para garantizar percepciones positivas entre el docente y sus estudiantes, o incluso entre éstos últimos, ya que éstas pueden influir y condicionar a lo largo del curso.

Una segunda actuación a llevar a cabo en el primer día escolar es el intercambio de expectativas y creencias en torno a la materia. Para comenzar, es clave que el profesorado se interese en conocer qué noción y concepción tienen sus estudiantes de su asignatura para comprobar si sus respuestas van encaminadas o no con la realidad. De esta manera, aseguraremos que desde el primer momento los objetivos del curso quedan clarificados y son compartidos a nivel grupal. También es recomendable la realización de un acuerdo entre el docente y sus estudiantes con el fin que se establezcan roles y responsabilidades necesarias para el logro de los objetivos y propósitos para la superación de la materia. Además, en este punto también podríamos mencionar la importancia del rol activo de los estudiantes a la hora de planificar su aprendizaje pudiendo decidir en gran medida sobre el qué y cómo aprender.

La siguiente actuación a desarrollar adquiere especial relevancia al tratarse del conocimiento de los destinatarios de la acción formativa. Por esta razón, antes de comenzar a planificar el diseño curricular es necesario conocer el perfil del alumnado para disponer de informaciones tales como estudios previos, conocimientos relativos a la materia, necesidades presentes y futuras, expectativas formativas y profesionales, entre otras.

Una vez el profesorado ha realizado con éxito las anteriores actuaciones ya estará preparado para comenzar a diseñar la acción formativa incidiendo en aspectos como los objetivos de la asignatura, el método de enseñanza-aprendizaje, las técnicas evaluativas junto a sus correspondientes instrumentos y momento evaluativo. No obstante, esta tarea precisa de reflexión y tiempo ya que en un primer momento el docente ha de decidir qué modalidad de planificación curricular es la más adecuada en función de las conclusiones que ha extraído de las anteriores actuaciones. Probablemente, la elección del enfoque curricular sea uno de los retos más importantes para el profesorado y para ello ha de prestar especial atención tanto al colectivo destinatario como a la propia acción formativa, además de seguir criterios de flexibidad, pertinencia y adecuación entre otros. Además, no se puede obviar que cualquier diseño curricular ha de tener presente tres principios; validez ecológica para asegurar la transferencia de los aprendizajes, validez formativa de tal manera que los aprendizajes previos faciliten los nuevos y validez personal para promover el desarrollo personal.


Espero que con este artículo hayáis podido comprobar cómo el primer día de clases no es simplemente eso un primer día, sino que por el contrario es sumamente decisivo ya que funciona como guía para el resto de días del curso escolar. 



Saida

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