Otro martes más regreso con un nuevo centro de
interés, esta vez reflexionaremos y consideraremos unos de los cometidos, si no
es el más importante si es el primero, del profesorado a la hora de dar inicio
a su materia en el nuevo curso escolar. Personalmente, considero que existe el
peligro de no valorar lo suficiente esta tarea lo que podría conllevar
consecuencias negativas sobre el transcurso del curso y sobre los propios
estudiantes. Por ello, a continuación voy a pasar a presentar una serie de actuaciones
que nos ayudaran a evidenciar el impacto de la presentación de la materia en
los primeros días de curso.
La primera actuación por parte del profesorado
haría referencia a la creación de un buen
clima en el aula ya desde el primer momento en que se da por iniciada la
primera clase del curso. Así pues, existen diferentes recursos y técnicas a
utilizar para garantizar percepciones positivas entre el docente y sus
estudiantes, o incluso entre éstos últimos, ya que éstas pueden influir y
condicionar a lo largo del curso.
Una segunda actuación a llevar a cabo en el primer
día escolar es el intercambio de
expectativas y creencias en torno a la materia. Para comenzar, es clave que
el profesorado se interese en conocer qué noción y concepción tienen sus
estudiantes de su asignatura para comprobar si sus respuestas van encaminadas o
no con la realidad. De esta manera, aseguraremos que desde el primer momento los
objetivos del curso quedan clarificados
y son compartidos a nivel grupal. También
es recomendable la realización de un acuerdo
entre el docente y sus estudiantes con el fin que se establezcan roles y
responsabilidades necesarias para el logro de los objetivos y propósitos para
la superación de la materia. Además, en este punto también podríamos mencionar
la importancia del rol activo de los estudiantes a la hora de planificar su
aprendizaje pudiendo decidir en gran medida sobre el qué y cómo aprender.
La siguiente actuación a desarrollar adquiere
especial relevancia al tratarse del conocimiento de los destinatarios de la
acción formativa. Por esta razón, antes de comenzar a planificar el diseño
curricular es necesario conocer el perfil
del alumnado para disponer de informaciones tales como estudios previos,
conocimientos relativos a la materia, necesidades presentes y futuras,
expectativas formativas y profesionales, entre otras.
Una vez el profesorado ha realizado con éxito las
anteriores actuaciones ya estará preparado para comenzar a diseñar la acción formativa incidiendo en aspectos como los
objetivos de la asignatura, el método de enseñanza-aprendizaje, las técnicas
evaluativas junto a sus correspondientes instrumentos y momento evaluativo. No
obstante, esta tarea precisa de reflexión y tiempo ya que en un primer momento
el docente ha de decidir qué modalidad de planificación curricular es la más
adecuada en función de las conclusiones que ha extraído de las anteriores
actuaciones. Probablemente, la elección del enfoque curricular sea uno de los
retos más importantes para el profesorado y para ello ha de prestar especial
atención tanto al colectivo destinatario como a la propia acción formativa,
además de seguir criterios de flexibidad, pertinencia y adecuación entre otros.
Además, no se puede obviar que cualquier diseño curricular ha de tener presente
tres principios; validez ecológica
para asegurar la transferencia de los aprendizajes, validez formativa de tal manera que los aprendizajes previos
faciliten los nuevos y validez personal
para promover el desarrollo personal.
Espero que con este artículo hayáis podido comprobar
cómo el primer día de clases no es simplemente eso un primer día, sino que por
el contrario es sumamente decisivo ya que funciona como guía para el resto de
días del curso escolar.
Saida
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